De todo desatadas, sumergidas
en las aguas latinas y en su Historia,
ayer meta y trofeo de conquista
y hoy refugio dorado de ilusiones.
Jardines marineros, Baleares,
pinedas y arenales en su orilla,
sorpresas, rinconadas roca a roca,
llanada el mar como campo de espumas
arado por el viento de levante.
Formentor, luz y azules: atalaya;
desde arriba la calma; la mañana
detenida y redonda, como absorta,
y nosotros los dueños del momento
desde el punto más alto.
Y allá abajo, los huertos propiciando
que los ojos inquietos reclinaran
a sestear mis prisas
y en el paso del viento, atravesadas,
aspas de un molinar que lo detienen
y le piden ayuda
para asir de su lecho y levantarlas
a otras aguas dormidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario