
Abajo, en la arteria urbana, todos los sonidos eran estridencias
de batalla. Arriba, en el corazón de la tercera planta, el sonido
era un acorde; las voces y las guitarras sonaban en la tarde con
la exquisitez de un verso de Gabriela Mistral.
Clicad en el link :
http://youtu.be/o76Szh56ako